Por: Ennio Jiménez Emán
Lutecia blanquinegra con tu piel de visón y tu tocado Lutecia enmohecida con tu corazón de rio pardo Ciudad vieja surgida de eras imaginarias Ciudad viajera con mil pisadas perdidas borradas en tu silencio Ciudad ataviada bajo la lluvia con tu historia renaciente de vetustas cornisas desconchadas París como una ruina luminosa maquillada con lujo anticuado París como un hechizo superficial y profundo París como un viejo souvenir grabado en el espejo del Sena París como una postal ancestral remojada en perfume nupcial París como una nostalgia imposible sacada de un portafolio onírico París con un collar de perlas ahorcando un escaparate París con un guante rojo dando vueltas en un carrusel París desaparecida en un pasaje desandando sus pasos en las vitrinas París como una feria de vanidades adornada con abalorios hippies París elegantemente ataviada burlándose de sí misma en una comedia de Molière París ensayando una mascarada en el Teatro de la Ópera París ahogada en champaña como una diva encantada y surreal París jugando a las cartas con su amante invisible París Dora Maar alocada y mareada bailando en el Molino Rojo su Can Can funerario París con su triste jaculatoria arañando la faz del crepúsculo París remendando sus techos y sus harapos usando una peluca laqueada de ceniza París con su piel de leopardo arrastrando negras cadenas por el Boulevard Haussmann París cavando su propia tumba en el Pére Lachaisse París como una gárgola pensativa enamorada de su propia sombra París con Voltaire y Rousseau sembrando huracanes literarios en el Café Procope París con Diderot y D´Alembert salmodiando oraciones sacrílegas en Saint Germain-des-Prés París fusilada en un vendaval revolucionario París leyendo su tarot mágico al Marqués de Sade en La Bastilla París decapitada en la Plaza de La Concordia París satanizada por Baudelaire París como un conjuro poético de André Breton París en la lejanía presagiando tormentas de Mayo Francés en el Boulevard Saint Michel París atravesada por un cuchillo de oro en un museo fantasma París renaciendo en eternos atardeceres pintados en infinitos cuadros París como una mujer de cien cabezas de Max Ernst París desayunando en la hierba con Manet y Monet pronunciando un abracadabra París amando al minotauro dibujado por Picasso París manchada de azul en una pintura de Chagall París desvaneciéndose delicadamente en un lienzo de Magritte París rondando el Campo de Marte con su maleta viajera y su paraguas apocalíptico París como un sueño interminable manando de una fuente del Jardín de Luxemburgo.
Fotografía de París: Ennio Jiménez Emán, 2011. Derechos Reservados
Salí de tu Diario Nómada y me encontré con este hermoso escrito sobre París que me encantó.
ResponderEliminarF.